1. Entre prosa y poesía, nos encontramos este fragmento en el libro ¿Águila o Sol?, escrito por Octavio Paz, un grande de la literatura mexicana. 

    Hace años, con piedrecitas, basuras y yerbas, edifiqué Tilantlán. Recuerdo la muralla, las puertas amarillas con el signo digital, las calles estrechas y malolientes que habitaba una plabe ruidosa, el verde Palacio de Gobierno y la roja Casa de los Sacrificios, abierta como una palma, con sus cinco grandes templos y sus calzadas innumerables […] Sus moradores –astutos, ceremoniosos y coléricos- adoraban a las Manos, que los habían hecho, pero temían a los Pies, que podían destruirlos. Su teología, y los renovados sacrificios con que intentaron comprar el amor de las Primeras y asegurarse la benevolencia de los Últimos, no evitaron que una alegre mañana mi pie derecho los aplastara, con su historia, su aristocracia feroz, sus motines, su lenguaje sagrado, sus canciones populares y su teatro ritual. Y sus sacerdotes jamás sospecharon que Pies y Manos no eran sino las extremidades de un mismo dios

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