1. Al igual que el anterior fragmento, extraído de ¿Águila o Sol? (por Octavio Paz), nos encontramos con otro trozo del libro con algo más de carisma. Hábil, sin duda.

    Cuando dejé aquel mar, una ola se adelantó entre todas. Era esbelta y ligera. A pesar de los gritos de las otras, que la detenían por el vestido flotante, se colgó de mi brazo y se fue conmigo, saltando. No quise decirle nada, porque me daba pena avergonzarla ante sus compañeras [...]


    Al día siguiente empezaron mis penas. ¿Cómo subir al tren sin que nos vieran el conductor, los pasajeros, la policía? Es cierto que los reglamentos no dicen nada respecto al transporte de olas en los ferrocarriles, pero esa misma reserva era un indicio de la severidad con que se juzgaría nuestro acto...

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