1. Seguramente muchos recordéis este fragmento sacado de El principito, la famosa obra de Antoine de Sant Exupéry, y que nunca nos dejará sin algo nuevo que saborear.

    -¿Qué haces ahí? - preguntó al bebedor, a quien encontró instalado en silencio, ante una colección de botellas vacías y una colección de botellas llenas.

    -Bebo -respondió el bebedor, con aire lúgubre.

    -¿Por qué bebes? -le preguntó el pricipito.

    -Para olvidar -respondió el bebedor.

    -¿Para olvidar qué? -inquirió el principito, que ya le compadecía.

    -Para olvidar que tengo vergüenza -confesó el bebedor bajando la cabeza.

    -¿Vergüenza de qué? -averigüó el principito que deseaba socorrerle.

    -¡Vergüenza de beber! -terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en el silencio.

    Y el pricipito se alejó, perplejo.

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